EL CURRÍCULUM OCULTO Y TRANSMISIÓN DE VALORES
En cualquier contexto educativo la información se puede
transmitir de dos maneras, a través de un discurso explícito o evidente y a
través de un discurso implícito, es decir, oculto. (Acaso, M., 2005).
El término currículum oculto fue acuñado por el
pedagogo norteamericano Jackson en su obra "La vida en las aulas"
(1968), la define como todos aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y
valores que se adquieren mediante la participación en procesos de enseñanza y
aprendizaje y, en general, en todas las interacciones que se suceden día a día
en las aulas y que nunca llegan a explicitarse como metas educativas a lograr
de manera intencional
(Jackson, P.W. 1968)
Podríamos
definir el currículum oculto como el conjunto de normas, costumbres, valores, creencias,
lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de
una institución. (Santos Guerra, M. A., 2002).
Se aprende más por lo que se hace que por lo que se dice, es decir, por
la relaciones sociales que se establecen y las actitudes que se manifiestan.
Y
es que las relaciones continuas entre profesores y alumnos pueden constituir un
medio efectivo de transmisión ideológica. Donde una parte asume el poder que le
confiere su estatus, mientras que la otra se coloca en una situación de
sumisión. Existen toda una serie de rituales en las relaciones educativas
(puntualidad, participación activa, disposición, etc.) que pueden llegar a
constituir el currículum oculto, a través del cual el profesor reafirma su
poder y control sobre el proceso en marcha, mientras que el alumno se puede
limitar a que su avance en el currículum formal sea lo menos complicado
posible. (Murillo-Estepa, P. 2008).
La
institución explica o predice valores pero no los encarna. Deja en entredicho que pretende crear ciudadanos participativos, sin
tener parte en la vida del centro, crear ciudadanos creativos, sin la
posibilidad de expresar libremente su opinión
«Una
tarea contradictoria: educar para los valores y preparar para la vida». El
discurso contradictorio que plantea Santos Guerra, M.A. (2001) es que se
encomienda a la escuela de educar en valores (igualdad, justicia, paz,
solidaridad...) y simultáneamente de preparar para una la vida en una sociedad
que pone en entredicho esos valores.
Si
viviésemos en un país en el que los valores estuvieran arraigados en
las costumbres y la cultura y fuesen la inspiración básica de las instituciones, no haría falta esa pretendida educación en valores e igualdad.
Por
otro lado muchos de los profesionales de la educación se consideran meros
instructores, transmisores de conocimientos e ideas sin pretender llegar a
otras esferas de la personalidad o desarrollar un pensamiento crítico,
justificándose que nadie les ha enseñado
o son especialistas de su materia. Pero es algo inherente que cuando un ser
humano está en relación con otros influya en la
sensibilidad, respeto, lenguaje, compostura de los alumnos. Si los
profesionales de la educación son ejemplos de ciudadanos honestos,
comprometidos, solidarios, tolerantes y sensibles es probable que los alumnos
hagan suyas esas concepciones, actitudes y comportamientos. Porque los alumnos
aprenden a sus profesores, no solamente de sus profesores.
Igual
ocurre en la institución ¿por qué hablamos de solidaridad en instituciones que
fomentan la desigualdad y el egoísmo? ¿Por qué hablamos de cooperación en
instituciones que fomentan el individualismo, o se habla de libertad y luego se
exige sumisión? Si la institución encarna los valores será fácil que los
alumnos aprendan a vivirlos.
Es
necesario que la escuela reflexione sobre su funcionamiento, revisen sus
patrones de conducta, su código moral que rige las relaciones de sus miembros.
Y no sólo la escuela, sino que los políticos, los profesionales de la educación
y padres se comprometan con la consecución de un sistema de escuelas que
desarrolle la igualdad, no la injusticia y con un funcionamiento de la escuela
que contribuya a una vivencia cargada de valores.
A título personal, este tipo de discurso implícito lo he vivenciado desde que tengo uso de razón. Está presente desde la educación infantil hasta la universidad. Los profesores a
través de la transmisión de conocimientos y contenidos, por medio del lenguaje no verbal, el material audiovisual que utilizan, su cercanía o
distanciamiento con los alumnos; la formación de grupos de trabajo, la
imposición de normas o reglas, etc., constituyen en todos los niveles educativos
una poderosa arma, bien de instrucción de personas en una materia o todo lo contrario, de educación en pensamiento crítico, valores, actitudes y conocimientos. Reflexionemos en la educación humana y sólo en la educación en contenidos.
Referencias bibliográficas
Acaso,
M., & Nuere, S. (2005). El currículum oculto visual: aprender a obedecer a
través de la imagen. Arte, individuo y
sociedad, 17, 205-218.
Jackson,
P.W. (1968): La vida en las aulas, Ed.
Morata, Madrid.
Murillo-Estepa,
P. (2008). Currículum oculto. Universidad de Huelva.
Santos
Guerra, M. A. (2002). Currículum oculto y aprendizaje en valores. INET Temas, 21.
Santos
Guerra, M.A. (2001): Una tarea contradictoria. Educar para los valores y
preparar para la vida. Ed. Magisterio del
Río de la Plata. Buenos Aires
He encontrado una errata y mucha inspiración aquí dentro :)
ResponderEliminarVaya cerebro más bonito tienes
ResponderEliminarAnita, primero que todo enhorabuena!! No se si es tanto cuestión de reflexión como cuestión de intereses. ¿Interesa formar personas solidarias, libre pensadoras, creativas, justas...? Reflexión...
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarMe permito realizar una crítica constructiva.Incluye autores como Pedraz o Barbero.
Hablar de curriculum oculto sin relacionar sociedad y educación o no mencionar machismo es tan poco profesional como elevaste una queja para incluir primeros auxilios en la escuela cuando ya viene en el currículum oculto de educación física que no miraste.
Un saludo